Emanuel Zunz (Norma Marino)

¡No soy un ladrón!
sus ojos, dijeron.
Sus lágrimas, tibias, cristalinas,
arrastraron trabajo y honor.
“El desfalco del cajero”,
se oía en las calles.
Dolorido, como perro apaleado
huyó, buscando refugio
en otro lugar.
Brasil su destino.
Gente, idioma, olores distintos.
Lo ausente: su casa, amigos, su gente.
No encontró sosiego.
Soledad, desilusión, ocuparon sus días.
Pasado ya un tiempo
¡Basta!
quizá él diría.
Y con veronal
termina su vida.
Emanuel Zunz
ladrónsin robar.

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