Soleado día en la playa, el mar dibujaba sobre la
brillante arena. Faino Fain se incorporó con cierto desgano para regresar a la
cercana pensión.
Llegó, abrió y cerró con llave la puerta de la habitación;
desde que está solo, prefiere poner llave. Su gato sigiloso, ronroneó y subió a
una silla; él se tiró sobre la cama... No podía dejar de recordar los últimos
acontecimientos vividos con Maier. Buen compañero, experimentado, hábil, osado,
temerario.
¡Había ideado un plan perfecto! ¡¡¡Realizarían el
desfalco a la Empresa que transportaba los caudales de Supermercados!!!
Faino Fain, vio varias veces muy nervioso a Maier,
muchas noches se desvelaba, ultimando cada detalle... Temió por la salud de su
compañero... Le propuso abandonar el plan o dejarlo para más adelante... Maier
no aceptaba. “¡Es ahora!” decía excitado, “¡Hay muchos turistas! La recaudación
está en su mejor época!”.
La estrategia empleada en el robo resultó un éxito,
sin generar sospechas sobre los autores. Sentía gran admiración por Maier y lo
extrañaba. Sufrió desconsolado el momento de darle el último adiós... triste
partida...
Recordaba el gran esfuerzo para redactar la carta
que envió a la familia de Maier... ¡con semejante noticia!
Faino Fain, de haber podido elegir, hubiera
embarcado hacia Bélgica viajando junto a su compañero… pero ya estaba acordado;
Maier viajó rápidamente y solo. Los otros dos cómplices también desaparecieron
hacia diferentes puntos de Brasil. Y ahora su destino era esperar un disimulado
tiempo, para empezar a disfrutar el dinero.
Fuertes golpes en la puerta sobresaltaron los
pensamientos de Faino Fain. El gato se bajó de la silla, cauteloso se escondió
abajo de la cama.
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